La Oración es el sistema que el Altísimo nos
ha dejado para que, a través de ella, podamos conversar con nuestro Dios
Interno.
En la oración encontramos aquel bálsamo para
poder soportar todas las vicisitudes que se presentan en nuestro duro camino.
Una oración elevada al cielo, es una plegaria
que sigue palpitando en todas las dimensiones del Cosmos infinito, las cuales
nos identifican ante el Todopoderoso como cristianos que nos encontramos en
este plano Tierra sedientos de Paz, Amor y Sabiduría.
Os invitamos, queridos hermanos, a que hagamos mucha oración, para poder
alcanzar la gracia del Espíritu Santo, Hacedor de todas las criaturas y Dador
de vida.
Hermano, tú que te dispones a orar, sugerimos
que antes de todo ejercicio de oración, hagas por lo menos diez minutos de
respiraciones profundas, tomando el aire por la nariz, imaginando que el Prana,
que es fuente de vida y energía, entra como una luz azul por las fosas nasales
inundando todo tu organismo: corazón, pulmones, hígado, bazo, páncreas,
intestinos, riñones, y que, al exhalar el aliento que lo debes hacer por la
boca, expulsas todas las fuerzas negativas y toxinas que se encuentran en tu
organismo y en tu sangre, esto te llenará de alegría y de energía.
Después de este ejercicio y en profunda
meditación, recita mental o verbalmente cualquiera o todas las oraciones que
sepas. Esto te ayudará mucho a entender tus entusiasmos y a encarnar tu Alma.
V.M.
Lakhsmi. “La Ciencia de Orar”
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